Liquidación IRPF
La liquidación del IRPF es uno de los procedimientos fiscales más comunes en la vida del contribuyente, pues año tras año las personas físicas tanto residentes en España, como aquellas que se encuentran fuera de las fronteras del país, deben hacer frente a su responsabilidad ciudadana y cancelar el impuesto sobre la renta.
Este procedimiento busca determinar la fracción de los ingresos que cada contribuyente debe destinar al pago de sus impuestos, dependiendo de cada una de sus particularidades y siempre de acuerdo a lo establecido en la ley. Acompáñanos a echarle un vistazo a la mejor información sobre la liquidación del IRPF.
¿Cómo llevar a cabo la liquidación del IRPF?
El procedimiento de liquidación se basa en un esquema que consta de una serie de pasos llevados a cabo de manera ordenada y sistemática. Como resultado final de este proceso, podrás determinar adecuadamente el monto a pagar ante Hacienda. A continuación, te mostramos las claves a tener a consideración cuando realices tu liquidación IRPF:
Determinar las principales fuentes de renta
El primer paso al momento de determinar la autoliquidación del IRPF será sin duda alguna identificar las principales partidas generadoras de rentas. Pues en esta fase inicial se establecerán las fuentes primigenias del tributo, en otras palabras, aquellas dan nacimiento al hecho imponible, por esta razón resulta fundamental clasificarlas adecuadamente.
Este primer acercamiento al proceso de liquidación IRPF resulta fundamental, pues estas partidas posteriormente serán necesarias para llevar acabo el cálculo de la deuda que cada persona física debe cancelar ante Hacienda.
Dentro de los aspectos más prioritarios a tener en consideración cuando clasificamos las fuentes de renta, podemos mencionar los siguientes:
Exenciones en nuestra renta
Las exenciones pueden convertirse en uno de nuestros mejores aliados a la hora de realizar el procedimiento de liquidación IRPF, pues haciendo uso de este tipo de rebajas podremos reducir considerablemente el monto final que será declarado como impuesto. La Ley IRPF a partir de su artículo 7, establece una serie de exenciones que son objeto de descuento.
Si queremos aprovechar estas rebajas a través de la liquidación IRPF, deberemos estar completamente seguros que nuestro caso aplica, para ello lo mejor siempre será asesorarnos adecuadamente y contar con un aval que pueda acreditarnos como contribuyentes con exenciones en su renta.
¿Nuestra renta es realmente objeto de impuesto?
Contar con rentas que no deben incluirse dentro de la autoliquidación del IRPF es uno de los errores más comunes que las personas fiscas en general suelen cometer. Ya que existen partidas que simplemente son pechadas por otro tipo de gravamen, como lo que sucede al recibir una donación, en este caso particular el impuesto que el contribuyente debe declarar es el correspondiente a Sucesiones y Donaciones, pues es quien recibe el bien en donación.
Bienes compartidos
Los rendimientos de activos cuya propiedad es compartida con otras personas, tampoco entran dentro de la renta a declarar, solo si no puede determinarse con exactitud el grado de propiedad que el contribuyente posee sobre dicho bien.
Monto mínimo exento
El IRPF es un impuesto progresivo, por ello existen tablas con tramos para cada grupo de contribuyentes de acuerdo a la renta devengada anualmente, aquellos con mayor renta pagaran una mayor fracción de la misma en comparación a los contribuyentes con menores ingresos. Por ello existe un monto base conocido como mínimo exento que librea al contribuyente de su responsabilidad fiscal.
Para este periodo la cifra mágica serán 14 mil euros anuales, los cuales deberán provenir de un mismo pagador, si este monto es producto de múltiples fuentes de renta deberá declarase como impuesto.
Identificar las rentas
Poder identificar adecuadamente las diversas partidas que conforman nuestra renta es vital para llevar a cabo el procedimiento de liquidación IRPF, pues al clasificar de manera sistemática y cronológica todas y cada una de las cuentas que integran la renta del contribuyente, este puede determinar con exactitud el monto adeudado ante Hacienda.
Cada una de las rentas puede clasificarse de acuerdo a su propia naturaleza, sin embargo, debemos prestar especial atención a aquellas que afecten de manera directa nuestro patrimonio. Aquellas cuentas que introducen cambios en el estado de situación patrimonial, por lo general suelen estar asociadas al pago de tributos pues provienen de rendimientos en el patrimonio.
Dentro de este tipo de rentas pueden se hayan los rendimientos de capital provenientes de intereses en fondos de ahorro, los ingresos generados a partir de la revalorización de inmuebles y el dinero acreditado al cobro de alquileres, entre muchas más.
Por otro lado, también deben incluirse las rentas que provienen de rendimientos laborales como el dinero que el contribuyente gana a través de su nómina, si posee una relación de dependencia laboral, o la base imponible del total de sus facturas si se trata de un profesional autónomo que labora por cuenta propia.
Cálculo de cada renta
El siguiente paso consiste en estimar correctamente el valor de cada renta en particular, para ello utilizaremos soportes contables como nóminas, facturas, recibos, libros diarios y mayores, así como documentos de tipo bancario y registros públicos, que nos permitan constatar la veracidad y exactitud del monto al cual ascienden nuestras rentas.
Resulta totalmente recomendable acudir a la normativa legal vigente para asesorarnos si existen algunos gastos que podamos deducir en nuestro proceso de autoliquidación. En este sentido, la ley toma en consideración un gran número de gastos que son necesarios para poder llevar a cabo nuestra actividad económica. Sin estos gastos no pudiéramos generar nuestra renta y dependerán íntegramente de las actividades que llevemos a cabo para obtener nuestros ingresos.
Establecer la base imponible
La base imponible es el monto bruto desde el cual será estructurada la liquidación IRPF. Es calculada en euros y pretende establecer el valor al que asciende cada una de las rentas obtenidas a lo largo de todo el periodo impositivo en general.
Para calcular la base imponible, debemos sumar por separado las rentas generales y de ahorro hasta obtener un subtotal, posteriormente se deberá restar las pérdidas de tipo patrimonial. Si nuestras pérdidas patrimoniales superan a las ganancias del mismo tipo, entonces podemos descontar hasta 25% de la base imponible calculada.
Esperamos que este artículo te permita agilizar tu próxima liquidación IRPF, si tienes algún tipo de duda asegúrate de manejar la información más actualizada en materia tributaria y recuerda cumplir con tu deber como ciudadano y contribuyente responsable.
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